La Inseguridad Alimentaria Crónica: una mirada batllista a un Desafío Estructural en pleno siglo XXI
La cifra
es clara y no admite conformismos: el 13,2% de los hogares uruguayos
enfrenta inseguridad alimentaria moderada o grave. Para un país con la
tradición social de Uruguay y una historia batllista de vanguardia en derechos
y bienestar, este guarismo no es solo una estadística, sino una alarma ética
y estructural que exige una respuesta de Estado que trascienda la coyuntura
electoral.
Más Allá de la Pandemia: El Problema Estructural
Es cierto
que, en comparación con la desoladora realidad de América Latina, nuestro país
mantiene una posición de privilegio. Sin embargo, no podemos caer en la
autocomplacencia. La realidad es que nos situamos muy por encima de la media de
la Unión Europea (7,8%) y a años luz de los niveles de seguridad
alimentaria de países como Alemania o las naciones nórdicas.
Esta
inseguridad alimentaria, fundamentalmente de tipo moderada (la
dificultad para acceder a una dieta nutritiva y variada), es un reflejo de la insuficiencia
de nuestros ingresos y de la persistencia de la pobreza crónica,
especialmente en hogares con niños, niñas y adolescentes.
Y si
queremos ver más allá de los promedios, nos encontramos con situaciones
realmente graves : en el quintil 1 (20 % de los hogares con menos ingresos) la
inseguridad alimentaria alcanza al 33 % de los hogares. Y si consideramos por
ejemplo el Municipio A de Montevideo,1 de cada 10 hogares pasó hambre el último
año (insuficiencia alimentaria grave), lo que quintuplica la media nacional.
Es un
problema estructural que no se resuelve con parches temporales.
El Servicio Social es Innegociable: La Institucionalidad
del INDA
La
búsqueda de soluciones a esta cronicidad debe erradicar toda especulación
política. El debate sobre el modelo de asistencia directa expuso las carencias
ideológicas del sistema:
1.
El Error del Desmantelamiento: La decisión de gobiernos anteriores del Frente
Amplio de desmantelar la infraestructura de comedores del INDA bajo el
argumento de priorizar la transferencia monetaria generó una fragilidad
inaceptable. Si bien la autonomía que brinda el dinero (Tarjeta Uruguay Social)
es una meta dignificadora, el Estado no puede desarticular su capacidad de
respuesta directa ante shocks o ante la pobreza extrema.
2.
La Necesidad de Neutralidad: Este vacío institucional fue llenado por la red
de ollas populares, un esfuerzo comunitario noble que, lamentablemente, fue
instrumentalizado por actores políticos. La asistencia alimentaria se convirtió
en un campo de proselitismo, con la calidad variable del servicio como
efecto colateral. El servicio debe ser estatal y no politizado, por
fuera del proselitismo que utiliza a los pobres para causas partidarias.
El
Batllismo siempre sostuvo que los servicios sociales esenciales deben ser estatales,
universales y estar blindados contra el uso partidario. La comida no puede
ser una moneda de cambio electoral. Es imperativo fortalecer y
profesionalizar el INDA (o el Plan de Alimentación Territorial, PAT),
asegurando un servicio de alta calidad nutricional, eficiente y, sobre todo, no
partidario, para que el ciudadano vulnerable reciba la ayuda por ser un derecho,
no una dádiva política.
La Crónica de la Subsistencia: La "Puerta
Giratoria"
La
política social, hoy, corre el riesgo de crear una "Puerta
Giratoria" de la asistencia. El bajo monto de la Tarjeta Uruguay
Social (muy inferior a los programas homólogos en países más ricos como el SNAP
de EE. UU.) y la provisión de viandas solo logran mantener a los vulnerables
justo por encima de la línea de la indigencia.
El
sistema funciona como un mecanismo de contención que cronifica la
dependencia, en lugar de ser un trampolín hacia la autonomía.
Invertimos para que no se mueran de hambre, pero no para que coman bien y,
fundamentalmente, para que dejen de depender del Estado. La asistencia
se transforma en una crónica de subsistencia, en lugar de ser el
catalizador de la dignidad y la autonomía que siempre soñó el Batllismo.
Propuesta de Solución: Los Desafíos de un Uruguay
Dignificado
Es tiempo
de abandonar el conformismo que se esconde tras la comparación regional y mirar
de frente al espejo europeo. La solución pasa por un plan de acción que ataque
las causas estructurales:
1.
Lucha contra la Pobreza Estructural: Aumentar significativamente el poder
adquisitivo de los hogares más vulnerables, lo que implica impulsar empleo
de calidad y revisar la magnitud de las transferencias sociales como
la TUS, para que cubran una brecha real, tal como se hace en las economías
desarrolladas.
2.
Calidad Nutricional y Combate a la Obesidad: Enfrentar el doble problema
de la malnutrición: la falta de alimentos nutritivos y el exceso de
ultraprocesados baratos. Esto requiere políticas que subsidien el acceso a
frutas y verduras y que desincentiven el consumo de alimentos de baja calidad
nutricional.
3.
Eficiencia y Sostenibilidad: Evaluar la eficiencia del modelo PAT de viandas
tercerizadas. ¿Es el gasto más sostenible que un aumento focalizado y
suficiente de la transferencia monetaria? Se debe garantizar que cada peso
invertido maximice el acceso a una dieta saludable.
La
inseguridad alimentaria crónica es la manifestación más cruel de nuestra
desigualdad estructural. Un Uruguay Batllista no puede permitir que más de uno
de cada diez hogares viva bajo la incertidumbre del plato de comida. La
solución es una política de Estado, digna y sin banderías.
Ricardo Alba El Día 6 de diciembre 2025
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