Designaciones a dedo : el método preferido del Frente Amplio
Hace apenas unos
meses, desde estas mismas páginas denunciábamos la supuesta “reestructuración”
de ASSE: decenas de nuevas gerencias creadas de la nada para acomodar a los
leales de siempre, con sueldos blindados y sin concurso a la vista.
Hoy, la misma
película se estrena en la Administración Nacional de Puertos (ANP): ascensos
exprés, encargaturas millonarias y compensaciones por “estar a la orden” que se
aprueban a toda velocidad antes de que entre en vigencia el nuevo Presupuesto y
les corte el grifo.
El mecanismo es
idéntico y ya lo conocemos de memoria: se adjudican funciones a dedo al
funcionario favorecido con una suculenta compensación por “mayor
responsabilidad” y al que sacan lo dejan “a la orden” como premio consuelo.
Todo esto sin que nadie tenga que rendir examen ni competir.
El mensaje que recibe
el resto de los trabajadores públicos es demoledor: la carrera administrativa es para los ingenuos; la militancia y el contacto directo con el jerarca de turno son el verdadero ascensor social.
El daño es múltiple y profundo:
se le roba a miles de funcionarios honestos y preparados la posibilidad de ascender por mérito.
se desmotiva a toda una plantilla que ve cómo el esfuerzo y la capacitación valen menos que una tarjeta del partido.
se deteriora la calidad del servicio público porque los puestos clave terminan en manos de quienes mejor aplauden, no de quienes mejor gestionan.
Y, por supuesto, se
le sacan al contribuyente millones de pesos que podrían destinarse a puertos
que funcionen o a hospitales que curen.
Cada nuevo gobierno
del Frente Amplio llega prometiendo terminar con el clientelismo y
profesionalizar la administración pública, y cada vez termina haciendo
exactamente lo mismo que juró combatir: más
cargos de confianza, más encargados “provisorios” que duran lustros y más plata del Estado para pagar la
lealtad política.
El resultado es una
burocracia cada vez más cara, menos eficiente y profundamente desmoralizada.
Uruguay no merece
seguir siendo rehén de esta maquinaria clientelar que se disfraza de “gestión”
y “reestructuración”.
Necesitamos concursos abiertos, transparentes; carreras
administrativas reales y no de cartón pintado; y, sobre todo, dirigentes
que entiendan que el Estado no es propiedad privada del partido de gobierno.
Mientras tanto, los uruguayos seguimos pagando la factura de los amigos, los compañeros y los militantes que nunca tuvieron que rendir un examen ni competir con nadie.
Y el reloj sigue corriendo: cada día que pasa sin romper este círculo vicioso es un día más en que el Estado funciona bien para el Frente Amplio y mal para todos los demás.
Ricardo Alba El Día 22 de noviembre 2025
Comentarios
Publicar un comentario