Demagogia sin disimulo: el Frente Amplio se desnuda ante el país

 

Las palabras del subsecretario de Economía, Martín Vallcorba, no fueron un simple "sincericidio". Fueron la cruda y brutal confesión de una de las peores prácticas de la política: el engaño deliberado al electorado.

En una charla de comité de base, el jerarca reconoció sin tapujos lo que muchos temíamos: que el programa de gobierno del Frente Amplio es impagable e imposible de cumplir. Este bochornoso episodio no solo destapa la farsa, sino que también revela la descarada irresponsabilidad con la que se abordó la campaña electoral.

La hipocresía en su máxima expresión

Durante meses, el Frente Amplio recorrió el país vendiendo una utopía. Prometieron un 6% del PIB para la enseñanza, el 1% para investigación y desarrollo, duplicar el presupuesto de vivienda, y solucionar los problemas de seguridad y pobreza.

Promesas grandilocuentes que resonaron en cada acto y spot publicitario, pero que ahora se revelan como castillos de arena construidos sobre una base de mentiras. Vallcorba lo ha dicho con una frialdad escalofriante: "cuando se votó el programa del congreso, ya sabíamos que si pensábamos que era para un período de gobierno, estábamos razonando mal. Porque es impagable, es imposible de pagar."

Esta declaración no es un error de cálculo, es un reconocimiento de que la dirigencia frenteamplista sabía de antemano que las promesas no tenían sustento económico.

La lógica fue perversa: vender a la sociedad un programa inviable, pensando que el fin justifica los medios. El único objetivo era ganar a cualquier precio, sin importar la frustración y el desengaño que sembrarían en la ciudadanía.

Una estafa al electorado

Lo que Vallcorba ha puesto de manifiesto es una verdadera estafa a los votantes. La demagogia no es un error menor, es un veneno que corroe la credibilidad del sistema político. Al vender un  programa que sabían que no podían cumplir, el Frente Amplio no solo subestimó la inteligencia del pueblo uruguayo, sino que también demostró una alarmante falta de ética.

El "sabremos cumplir" se ha convertido en una burla. El programa que tanto se discutió y se presentó como el mapa para el futuro del país, era en realidad un espejismo. Un documento inflado con promesas fantasiosas, diseñado para cautivar a un electorado cansado y con ganas de cambio, pero sin ninguna intención real de llevarlas a cabo.

Esta revelación es una señal de alerta para nuestra democracia.

La política no puede ser un ejercicio de engaño sistemático. La confianza es el pilar de la relación entre gobernantes y gobernados. Cuando esa confianza se rompe de forma tan flagrante, el daño es profundo y difícil de reparar.

Es hora que el Frente Amplio rinda cuentas y explique por qué eligió el camino de la mentira en lugar del de la honestidad. El país no se merece este nivel de bajeza política.

Ricardo Alba     El Día 30 de agosto de 2025





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