Casupá: El Desastre Hídrico y Humano que el Gobierno Ignora

 

El anuncio de que el gobierno avanza con la construcción de la represa de Casupá no es una solución definitiva para la crisis del agua, sino un nuevo capítulo de improvisación que revela la irresponsable gestión de una administración que, en lugar de aprender de la experiencia, parece empecinada en cometer errores con graves consecuencias ambientales y sociales.

La Falsa Solución de Casupá

Mientras las organizaciones ambientalistas y el sindicato de OSE, que en su momento pusieron el grito en el cielo contra el Proyecto Neptuno por sus supuestos riesgos, hoy guardan un silencio ensordecedor o, en el mejor de los casos, ofrecen un tibio respaldo a este nuevo plan, la realidad es que el proyecto Casupá es mucho más devastador. La dependencia de la ya sobreexplotada y contaminada cuenca del río Santa Lucía no se resuelve construyendo una represa, sino abordando la contaminación de raíz. El cambio climático nos ha enseñado que atarnos a una única fuente de agua es una apuesta arriesgada, y este gobierno ha optado por duplicar esa apuesta.

Un Crimen Contra la Naturaleza y la Gente

Las cifras no mienten. Mientras el Proyecto Neptuno, con todas sus fallas, contemplaba una inundación de 240 hectáreas, el "capricho" de Casupá arrasará con 3.600 hectáreas. Este no es un mero dato estadístico: implica la destrucción de al menos 450 hectáreas de monte nativo, un ecosistema irremplazable, rico en biodiversidad, que desaparecerá para siempre. ¿Dónde están ahora las voces que denunciaban el riesgo ecológico del Río de la Plata?

Pero el costo más trágico es el social. La represa afectará a no menos de 100 pequeños productores y sus familias, arrebatándoles sus hogares, sus tierras y su sustento. Como hemos visto en las noticias, estos vecinos están desesperados, manifestándose y pidiendo una explicación que el gobierno no les da. Se les está condenando al desarraigo, a la miseria y a la incertidumbre, todo en nombre de un proyecto que, a todas luces, es una solución ineficiente.

La Hipocresía del Silencio Cómplice

Es indignante ver cómo aquellas organizaciones que ayer criticaban con vehemencia a Neptuno, hoy miran para el costado ante el desastre socioambiental que se avecina con Casupá. Su silencio es cómplice de un gobierno que ha priorizado una decisión política sobre una solución técnica y justa. El Proyecto Neptuno, con todas sus limitaciones, tenía la visión de futuro de tomar agua de una fuente inagotable como el Río de la Plata. En lugar de perfeccionarlo, se ha optado por un plan que nos ata al pasado y demuestra un profundo desprecio por el patrimonio natural y, sobre todo, por la vida de los pequeños productores.

Este "capricho progresista" no es una solución; es una irresponsabilidad que pagaremos todos. El gobierno del Frente Amplio debe rendir cuentas por un proyecto que, lejos de ser la respuesta, es el problema. El verdadero desastre no es la falta de agua, sino la falta de visión y el desprecio por la gente que vive en la zona.

Ricardo Alba







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