ÉTICA DE LA CONVICCIÓN

 


El Partido Colorado deberá en los próximos tiempos definir su rumbo, un desafío que no sólo es estratégico, sino profundamente identitario.

No se trata de ver cómo subsistimos reducidos a una mínima expresión, o como nos mimetizamos en algún tipo de coalición siguiendo a un líder ajeno para conseguir algún carguito en un eventual gobierno futuro que conducirán otros.

El Partido Colorado que queremos debe ser fiel a sus principios y a su compromiso con la república, la libertad y las necesidades de la gente. No deberá ser la consecuencia de un cálculo frío de marketing porque no estamos vendiendo un jabón o un producto de consumo.

La tentación de imitar a otros es muy fuerte, tanto como la de buscar cobijo a la sombra de un hermano mayor. Pero si queremos construir un Partido sólido y con futuro nos debe guiar la “ética de la convicción”, Se trata de una postura moral en la que las acciones están guiadas por principios y valores profundamente arraigados, independientemente de las consecuencias prácticas e inmediatas.

En un mundo donde la política se ha “emocionalizado”, la autenticidad es más crucial que nunca. Las redes sociales amplifican las emociones, convirtiendo un relato genuino en una herramienta más poderosa que cualquier eslogan vacío.

Pero la emoción que debemos despertar no puede ser artificial ni oportunista. Debe nacer de nuestra convicción, de nuestro orgullo por una historia que ha forjado el Uruguay moderno, y de nuestra empatía con las urgencias del presente: la seguridad, la esperanza de un futuro mejor, la lucha contra las injusticias. Esa es la forma de reconectar con la ciudadanía.

Ser auténticos implica también reconocer nuestras fallas. La percepción negativa que gran parte de la gente tiene del Partido Colorado no se cambia con campañas superficiales, sino con una autocrítica honesta y un esfuerzo colectivo por recuperar la confianza perdida.

Esto requiere de valentía para mirar hacia adentro, debatir sin temor y construir un partido plural, donde las “alas” que enriquecen nuestra diversidad encuentren espacio, sin caer en la tentación de un monolitismo que ahogue la vitalidad interna.

Debemos ser más que un apéndice de otras fuerzas; tener una voz propia, con una misión histórica que trascienda alianzas coyunturales.

El futuro del Partido Colorado no se construirá con atajos ni con espejismos de popularidad. Se forjará con la “ética de la convicción”: la firmeza de saber quiénes somos, la pasión por defender la república y la libertad, y el compromiso inclaudicable con las necesidades de la gente. Solo así recuperaremos nuestro lugar en el corazón de la ciudadanía.

 

Porque cuando un partido es fiel a sus principios, no solo convence: inspira, moviliza y transforma.

 

Ricardo Alba   El Día 7 de junio de 2025





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